Me da un pan de papelito rojo, por favor

El papelito rojo – que se llama capacillo – y que ahora encuentras de muchos colores, diseños y tamaños, tuvo su origen en un sencillo cuadro de papel encerado que servía de contenedor entre la charola y la masa. Sirve tanto para que el panecillo tome su forma como para que se pueda desmoldar fácilmente. →

En la actualidad se elaboran en moldes con orillas muy ondeadas para que, cuando se horneen, obtengas unas mantecadas, panquecitos o muffins bien redonditos y atractivos a la vista.

¡Es divertido y entretenido ir comiendo el pan e ir retirando pausadamente el papelito conforme vas dando las mordidas!

Al principio, la técnica para elaborarlos consistía en cubrir un papel estraza o algún otro de poco valor (para no aumentar el costo del pan) con una fina capa de cera de las que se usaban para las velas. Gracias a esta cubierta grasosa el papel no se quemaría dentro del horno y serviría de “engrasado del molde” para que, al desmoldar los panes fuera súper fácil. Ahorrando tiempo y limpieza de las charolas.

Ahora estos papeles están cubiertos con ceras que son aptas para ser comestibles. No como para que te comas el papel pero sí para asegurar que no hay riesgos para la salud porque, de alguna manera, se pueden llegar a mezclar con la masa al hornearse.